LOS NOVÍSIMOS: MUERTE, JUICIO, INFIERNO Y GLORIA.
Los Novísimos son la parte de la teología que trata de lo que sucede después
de la muerte. Vamos a comentarlos.
VIDA ETERNA: Es la vida que Dios nos comunica en este mundo por medio de
la gracia y que se consuma en el Cielo.
Este término comprende (abarca) lo que Dios ha pensado para nosotros,
Dios no ha creado desde el principio una alternativa de castigo, Dios no
ha creado otra cosa que el Cielo, que inauguró con la Resurrección
de su Hijo.
De modo que el infierno es creación del maligno y de los que voluntariamente
no quieren dejarse salvar y perdonar por Dios. Dios no ha pensado para
nosotros sino la Vida Eterna.
Esa Vida (la Eterna), comienza para nosotros en el momento de la muerte y
después de ella, inmediatamente, comienza la retribución.
(Catecismo 1.021).(Hebr.9.27) y (Vaticano II)
La Sagrada Escritura pone en la muerte la linea divisoria en la que comienza
la retribudión del justo y del impío, sin que quepan opciones ulteriores.
(Mt.25,34-46.) Habla del juicio final haciendo relación a lo que se ha obrado
en la tierra. (tuve hambre y me disteis de comer,etc.)
San Pablo dice que todos hemos de presentarnos ante el tribuna], de Cristo
para que cada cual reciba según las cosas que hizo mediante el cuerpo,
buenas o malas.(2Cort.5,1O.)
Esto índica que el juicio particular en el que el alma teniendo en frente a Dios,
se hace perfectamente consciente de su bondad o de su maldad.
(Catecismo 1.022.)
Como vemos según la Revelación cristiana, no cabe una opción después de
la muerte. Dice Santo Tomás que el alma separada del cuerpo no puede
cambiar una opción tomada en el momento de la muerte, estando todavía
unida al cuerpo.
El Cielo cristiano lo inauguró Cristo el día de su Resurrección, su descenso
a los infiernos no es sino la consumación de su muerte y el anuncio a los
justos del Antiguo Testamento de su victoria, para conducirles a su
triunfo definitivo sobre la muerte.
Según San Juan, la vida eterna comienza ya aquí por la vida de la gracia.
Dios nos ha dado a su Hijo para que tengamos vida Eterna, vida que se
consuma en el más allá. (Jn,6,40)
Dice el Catecismo que los que mueren en gracia y en amistad con Dios y
están perfectamente purificados, viven para siempre con Cristo, son para
siempre semejantes a Dios porque le ven tal cual es, cara a cara.
(Jn. 3,2) y (1Cort.13,12)
San Pablo dice que vivir en el Cielo es estar con Cristo.(Filp.1,23)
(Catecismo 1.024)
Hoy en día se habla poco del Cielo y se predica poco de él, debido quizás
a complejos infundados promovidos por la parte de la sociedad no
practicante, con determinaciones como la de que la religión hay que
vivirla en el ámbito privado. Ocurre además que el hombre de hoy está
entregado a sus tareas y disfrute del mundo de tal modo que, al oir hablar
del Cielo, pone cara de resignación y de pena.(SEGUIRÁ)
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