EL
EVANGELIO DE SAN JUAN.14
Hoy
empezamos ya a analizar los capítulos y versículos de este
maravilloso Evangelio.
Comenzamos
por el Prólogo.
- Es una mirada de conjunto de todo el Evangelio.
- Da a conocer las líneas fundamentales.
- Es un pórtico luminoso, que asegura que en Jesús de Nazaret, se reveló el Verbo de Dios, en unión con la naturaleza humana del Hijo.
- Vino en carne, para salvar al mundo:
*
Por la Iluminación de la Verdad.
*
Por la Comunicación de la Vida.
*
Por la virtud de la Gracia Divina.
Juan
explica la Revelación Divina, con unas palabras maravillosas:
- “Y el Verbo se hizo Carne”.
En
la Iglesia, se utiliza otras palabras, también ciertas:
- “Y el Verbo se hizo Hombre”.
Pero
Juan que lo quiere expresar con toda exactitud, lo que significa el
anonadamiento del Hijo de Dios, dice: CARNE, que es como lo peor de
este mundo, que no vale nada.
Juan
sigue diciendo:
- Que toda la Creación fue hecha por el Verbo de Dios.
- Que al Principio, ya existía el Verbo.
- Luego el Verbo ya existía desde siempre.
- Entonces, el Verbo es Eterno, afirmando que el Verbo es Dios.
- ¿Y dónde estaba el Verbo, que se dice que existía desde el principio?
- Sin duda en el Padre, que No lo creó, sino que lo Engendró.
- Y si La Palabra era Dios, y la Palabra es el Hijo de Dios, así el Padre y el Hijo, constituyen el ÚNICO DIOS.
Dice
San Agustín:
- Si no puedes comprender esto, importa poco. Más vale la “ignorancia piadosa” que la “ciencia presuntuosa”.
- Decimos: “Y el Verbo era Dios”, ¿Te maravillas que no puedas comprender? Si le comprendieras, “no era Dios”.
- Encontrar a Dios “un poco con la mente”, es ya “una dicha muy grande”, pero comprenderle, abarcarle, es de todo punto imposible.
- Dios es inefable. Y si algo puede expresarse con palabras, ya no es inefable.
- San Pablo dice que fue arrebatado al Tercer Cielo, y que allí oyó palabras inefables. ¿Cuánto más inefable sería quien le dio a entender cosas de las que ni hablarlas podía, el mismo a quien le fueron mostradas?
Esa
es la FE. El cristiano sabe que ES, lo que no sabe cómo ES.
Os
acordáis en la segunda aparición de Jesús a sus discípulos,
después de su resurrección, nos dice Juan en el cap. 20 (cuando
Tomás no creía si no lo veía), que Jesús nos dejó una nueva
bienaventuranza:
- Dichosos los que sin ver creyeren.
(SEGUIRÁ)
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