sábado, 14 de marzo de 2020

CONVERSIÓN

14-3-20
CONVERSIÓN:
¿Os acordáis de la historia de Nínive? Se convirtió de su mal camino por la predicación de Jonás y no fue destruida. Dice el texto que Dios no llevó a cabo el castigo.
Su Misericordia actuó porque hubo conversión, todos hicieron penitencia y hasta el rey pregonó una orden para la conversión de cada uno de su mal camino. Veis, la Misericordia actúa donde hay y se reconoce la “miseria”.
La Purificación que habrá en la Tierra, que nos dice el mensaje de Prado Nuevo del 3-11-1990, es posible que haya ya empezado y que esta pandemia que tenemos encima pueda ser considerada como parte de esa purificación, pues en poco tiempo ha llegado a casi todo el mundo. Eso nunca había ocurrido. Sabemos que Dios siempre avisa con tiempo y de varias maneras.
Aunque la extensión del coronavirus ha sido rápida, los técnicos dicen que en unos meses pasará. Pero esto no debe de hacernos pensar que ya todo ha terminado, porque no sabemos realmente si será así, ni si nos vendrá otra de otra forma, porque la purificación está a, está profetizada y se cumplirá porque no se dan los circunstancias para que desaparezca o cambie.
Lo cierto es que si nos tomamos en serio la situación del mundo, hay que proceder como los ninivitas.
Si observáis, circulan por doquier infinidad de solicitud de oraciones, rezos e imploraciones al Cielo para pedir ayuda. Eso está muy bien, pero falta lo esencial, pues no he visto todavía una clara alusión a la CONVERSIÓN, que es la clave para que actúe la Misericordia plenamente.
Porque la Conversión es necesaria en mayor o menor grado. Todos tenemos algo que corregir, que cambiar. Y estoy hablando entre los creyentes comprometidos. Qué no será entre los abandonados, tibios, perezosos o apartados de la Ley del Señor.
Aquí es donde hay que hacer incapié para despertar conciencias, porque lo demás serán paños calientes para ir tirando.
Como dijo el rey de Nínive: ¡QUE CADA UNO SE CONVIERTA DE SU MAL CAMINO Y DE LA VIOLENCIA DE SUS MANOS!
Esto es lo que hay que predicar, que, en la medida que surta efecto, así será la respuesta del Cielo. 

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