LOS NOVÍSIMOS: MUERTE, JUICIO, INFIERNO Y GLORIA(3)
13-1-21
(CONTINUA)
El Purgatorio no se puede entender como castigo, sino desde la perspectiva de
una imprescindible purificación de nuestro ser y la plenitud de santidad que
requiere el encuentro con Dios.(1Cort.3.12 al 15.) "Se salvará aunque así como
a través del fuego",
"Nada profano entrará en el cielo (Ap. 21,27)
"Solo los puros verán a Dios (Mat.5.48.)
Hay un texto precioso de San Agustín: "No puede negarse que las almas de los
difuntos son aliviadas por la piedad de los suyos que viven, cuando por ellos se
ofrece el sacrificio del mediador, o hacen limosnas en la Iglesia”.
Pero estas cosas aprovechan a aquellos que, cuando vivían merecieron que
después pudieran aprovecharlas, porque hay un modo de vivir ni tan bueno
que no necesite estas cosas después de la muerte, ni tan malo que no le
aprovechen estas cosas después de la muerte.
Pero hay también tal modo de vivir en el bueno que no necesite estas cosas y
hay también tal modo de vivir en el malo que no se le puede ayudar ni con estas
cosas, cuando pasan de esta vida.
Pablo VI, en el Credo del pueblo de Dios: "Creemos que las almas de aquellos que
mueren en la gracia de Cristo, sean aquellas que todavía han de ser purificadas
por el fuego del purgatorio, sean aquellas que separadas del cuerpo son recibidas,
como el buen ladrón, por Jesús en el paraíso, constituyen el pueblo de Dios
después de la muerte, la cual será totalmente destruida el dia de la resurrección,
en el cual las almas se unirán con sus cuerpos”. (Catecismo 1.030.)
Todo pecado, aunque estemos arrepentidos de él, deja en el alma una huella, un
desequilibrio interior, un apego a las cosas de este mundo que es preciso restañar.
Esto es justamente, el purgatorio, la oportunidad de reconvertir toda nuestra
persona antes del encuentro con Dios. No podernos entender el purgatorio como
un infierno en pequeño o como un castigo de Dios. El purgatorio no tiene nada
que ver con el infierno, es más bien el dolor que nace de la conciencia del retraso
del pleno encuentro con Dios.
EL INFIERNO:
Decíamos al principio que Dios ha creado el Cielo, e inaugurado con la resurrección
de su Hijo , esto es lo que ha creado Dios. El infierno no lo ha creado Dios.
Es preciso eliminar la idea de que Dios ha creado el infierno, no es verdad, lo
único que Dios ha querido para el hombre, lo único que ha creado El ha sido el
Cielo, pues su plan ha sido un plan de salvación.
El infierno no es creación de Dios.
La Voluntad Divina respecto al infierno es la misma que su Voluntad respecto
al pecado, Dios no lo quiso. Es evidente que Dios no puede crear ni querer el
pecado, entonces no se ve como puede crear o querer el infierno.
(SEGUIRÁ)
M.S.G.
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