miércoles, 16 de diciembre de 2009

LA IGLESIA CATÓLICA


LA IGLESIA CATÓLICA PERSEGUIDA
Desde que Jesucristo fundó la Iglesia, no ha dejado de tener persecución. Con más o menos intensidad, ha sufrido ataques en todos los tiempos, con diferentes formas de manifestarse, pero todas ellas dirigidas, claramente, contra sus miembros.
Unas veces es contra la Jerarquía, a la que pretenden deslegitimar. Otras, contra el cuerpo místico. Brevemente, voy a exponer, en síntesis, estas dos importantes posturas de los enemigos.
En primer lugar, sus intenciones son, hacer que el creyente se vaya enfriando, que no practique sus creencias, que vaya quedando amarrado al mundo, con la gran oferta que le ofrece este, de vicio y placer. Tienen buen maestro, Balaam, el que hizo prevaricar a los hijos de Israel. En parte, lo van consiguiendo, gracias a la tibieza de algunos, a los que enredan y captan para que, inclusive, les apoyen. Pero, no hay que temer, siempre habrá un resto que será fiel, contra los que no podrán.
A la Jerarquía la quieren atemorizar, amenazándola con toda clase de acciones tendentes a amordazarla, para silenciarla y quitarle autoridad ante los fieles. No quieren que levante la voz ante situaciones ilegítimas, que van contra la Fe.
Hay que decir claro que los creyentes comprometidos están con el Papa y los Obispos. Que esa unión es fuerte e inseparable, y así lo han demostrado en muchas ocasiones. No hay dos credos, sino uno sólo.
Pero claro, han conseguido que algunos creyentes discrepen de la Jerarquía, por la confusión que han creado los enemigos. Hacen ver que todo vale, y así, los que se abandonan, los que no son fieles, los tibios, son campo de cultivo para las doctrinas falsas. A estos los ponen de pantalla para hacer ver que hay discrepancias en el seno de la Iglesia. Algunos periodistas e intelectuales han caído también en esa trampa y sus comentarios les favorecen.
La Iglesia no se rendirá. Seguirá denunciando cuanto atente contra la vida del inocente y la Fe de los creyentes. Tiene la autoridad y la fuerza de Jesucristo, (“El que a vosotros escucha, a Mí me escucha, y el que a vosotros rechaza, a Mí me rechaza”) (Lc. 10,16). Aunque usen toda la astucia que tengan, no se saldrán con la suya. Estos enemigos no se dan cuentan que la Iglesia tiene la promesa de Jesucristo de que las puertas del Infierno no prevalecerán contra ella. No conseguirán destruirla.
Pidamos al Señor saber discernir entre lo bueno y lo malo, a la manera del autor de la carta a los Hebreos, que pide tener los sentidos ejercitados para poder entender la doctrina.

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