viernes, 4 de diciembre de 2020

 BELÉN




ADVIENTO TIEMPO DE ESPERANZA 2020

Y 4ª ENTREGA

(4-12-20)

TERMINAMOS CON EL COMENTARIO DEL ADVIENTO.

Nuestro futuro es la figura de un Niño que encarna todas las Esperanzas de los hombres.

Lo que tanto desea el corazón del hombre ya ha empezado a cumplirse y se llama Niño*Dios*con*nosotros.

El Niño de Belén es el Dios de las promesas del futuro, que nos ha traído un adelanto de lo que viviremos.

El Adviento es por tanto un tiempo especial para la Esperanza, Esperanza que nos llena el corazón de energía, que es capaz de sacar fuerzas de flaqueza.

Cuando parece que no podemos más la Esperanza siempre encuentra una razón para seguir y nos empuja al compromiso, a dejar nuestros egoísmos y ponernos a trabajar.

Conocemos la dificultad del camino, sin embargo sabemos que para Dios nada hay imposible, por eso la Esperanza nos anima a meternos en todas las causas a favor del hombre.

Explicaba San Juan Pablo II el verdadero sentido del tiempo de Adviento como Presencia comenzada.

Decía:

[Adviento no significa “Espera”, como podía suponerse, significa “presencia”, o mejor “llegada” es decir presencia comenzada.

Por tanto Adviento es la presencia comenzada de Dios mismo, por eso nos recuerda dos cosas.

Primero, que la presencia de Dios en el mundo ya ha comenzado, y que Él ya está presente de una manera oculta.

Segundo, que esa presencia de Dios acaba de comenzar, aun no es total, sino que está en proceso de crecimiento y maduración.

Su presencia ya ha comenzado, y somos nosotros los creyentes, quienes por su voluntad, hemos de hacerlo presente en el mundo.

Es por medio de nuestra fe, esperanza y amor como Él quiere hacer brillar la luz en la noche del mundo, de modo que las luces que encendamos en las noches oscuras serán a la vez consuelo y advertencia.

La luz de Cristo quiere iluminar la noche del mundo a través de la luz que somos nosotros; su presencia ya iniciada ha de seguir creciendo por medio de nosotros.

Dios nace allí donde se obra por el amor.

Adviento significa por tanto presencia de Dios ya comenzada, pero también tan solo comenzada. Esto implica que el cristiano no solo mira a lo que ya ha sido, sino también a lo que está por venir. ]

Por ello, el Papa Francisco, nos alienta a seguir firmes en la fe:

“La fe no es agua que apaga, sino fuego que arde; no es un calmante para los que están estresados, sino una historia de amor para los que están enamorados. Por eso Jesús odia la tibieza más que cualquier otra cosa”

En medio de todas las desgracias del mundo, tenemos la certeza de que la simiente de la luz sigue creciendo oculta, hasta que un día el bien triunfará definitivamente y todo le estará sometido, el día que Cristo vuelva.

Celebrar el adviento es llevar la luz de Cristo a través de nosotros para que ilumine al mundo.

El mundo no es un conjunto de penas y dolores, toda la angustia que exista en el mundo está amparada por la misericordia de Dios.

Somos nosotros los creyentes quienes tenemos que hacer presente a Dios en el mundo., y así el mundo iluminado con la luz de Cristo, será un mundo con esperanza y con futuro.

Decía un gran Santo:

Desde que nos ha nacido el Niño Dios, los santos tienen pasado y los pecadores tenemos futuro.

Como final de esta exposición, se narra esta historia:

En 1994 dos americanos fueron invitados, por el departamento de educación ruso, para enseñar moral y ética, basado en principios bíblicos.

Fueron invitados a enseñar en un gran orfanato con mas de 100 niños y niñas que habían sido abandonados.

Se acercaban los días de Navidad del año 1994, era el tiempo adecuado, para que aquellos huérfanos escucharan por primera vez la historia tradicional de Navidad.

Les contaron como José y María llegaron a Belén...........................

Después de escuchar esta preciosa historia, les dieron 4 cartulinas para que hicieran un pesebre, con tiras de servilletas hicieron el mullido, y de un trozo de felpa recortaron el Niño.

Ellos vigilaban a los niños para solucionar sus problemas, todo iba bien hasta llegar a uno de los niños (Misha), observaron que en su pesebre había dos niños.

Preguntado el niño, repitió la historia literal hasta que llegó a donde María puso al Niño en el pesebre; él continuó la historia:

“Y cuando María colocó al Niño en el pesebre Jesús me miro y me dijo si yo tenía lugar a donde ir, yo le dije: no tengo mamá ni papá así que no tengo donde quedarme.

Entonces Jesús me dijo que podía quedarme con Él; pero yo no podía porque no tenía regalos para Él; por eso le pregunté ¿Si te mantengo caliente en el pesebre, sería buen regalo?.

Ese sería el mejor regalo me contestó, así que me metí en el pesebre con Él.

No creo que lo ocurrido a Misha fuese imaginación, creo que Jesús de veras lo invitó, creo que en realidad hace esta invitación a todos, pero para escucharla hay que tener el corazón de un niño.

Terminamos con palabras del Papa Francisco:

“Rezar y amar, he aquí la vigilancia. Cuando la Iglesia adora a Dios y sirve al prójimo, no vive en la noche. Aunque esté cansada y abatida, camina hacia el Señor”

M.S.G.

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