lunes, 3 de noviembre de 2025

 


...HÁGASE TU VOLUNTAD 2ª PARTE

  • Algunos pueden pensar que los ángeles pecaron, por lo que en el Cielo también se puede pecar. Es una confusión.

  • El Cielo de que habla el Padrenuestro es la visión de Dios y eterna bienaventuranza, y los ángeles cuando pecaron, no habían alcanzado esa visión Divina;

  • por lo tanto, no poseían el Cielo de que aquí se trata, si lo hubieran poseído, no hubieran podido pecar.

  • Ni un ápice, ni un átomo de la voluntad Santísima de Dios se pierde allí.

  • La voluntad de los bienaventurados, como transformados en la de Dios, se une, se identifica con ella de tal suerte, que cuanto Él quiere y como Él lo quiere se realiza puntualmente.

  • Aquí en la tierra, para hacer la voluntad de Dios, tenemos que luchar con nosotros mismos, venciendo las tentaciones de pecado. ¿Quién lo consigue?

  • El absoluto dominio de las pasiones que tenía Cristo Jesús, y que Él otorgó a su Madre Santísima, ¿quién lo alcanza?

  • En el Cielo no hay esa lucha. En el Cielo, la voluntad de Dios se cumple sin contradicción y sin lucha.

  • Los bienaventurados sienten inmensa felicidad de ver glorificado a Dios. Se cumple su voluntad no solo en lo que Dios manda, sino en todas las manifestaciones de ello, y se cumple poniendo la criatura su propia felicidad en ese cumplimiento.

  • ¿Qué pedimos a Dios? Pedimos que su voluntad santísima se cumpla siempre con rendimiento, generosidad y amor.

  • Se cumpla para que los hombres guardemos los mandamientos, para que nos dejemos gobernar por el querer de Dios, aunque para cumplirla tengamos que soportar duros combates.

  • Viéndonos a nosotros mismos tan lejos de nuestro ideal Divino, y viendo tan lejos a los demás, ¿cómo no repetir incesantemente, “Hágase tu voluntad así en la Tierra como en el Cielo.”

AMOR, UNIÓN Y PAZ

(De Lecciones Sacras del Padre Torres, tomo 2)

  • M.S.G. 30-10-25 – CONTINUAREMOS CON: “...EL PAN NUESTRO...


 

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