lunes, 3 de noviembre de 2025

 


...HÁGASE TU VOLUNTAD… (1ª PARTE)

  • Seguimos con Mateo, que nos dice en (6,10): “Hágase tu voluntad así en la Tierra como en el Cielo.”

  • Primero, conviene hacer algunas indicaciones acerca de la voluntad Divina. La voluntad de Dios se identifica con su Naturaleza; no hay como en nosotros una naturaleza y una voluntad, sino que, en Dios, voluntad y naturaleza son una misma cosa.

  • En Dios no puede concebirse la multiplicidad y sucesión de actos. El acto de la voluntad de Dios se identifica con la misma naturaleza de Dios como se identifica la voluntad.

  • Nosotros, para conocer a Dios con la lumbre de la razón, nos valemos de las huellas de Dios en las criaturas, y por sus perfecciones, suprimiendo los defectos, llegamos a un conocimiento analógico de Dios, su Criador.

  • Ya los santos se encontraban con esta dificultad y decían que más bien sabemos de Dios lo que no es que lo que es, porque nuestros conceptos acerca de Él son tan imperfectos, que solo como muy de lejos nos dan noticias de las Divinas perfecciones.

  • O sea, que más allá de lo que nosotros conocemos, hay mucho más por conocer de Dios.

  • Por analogía con la voluntad humana, tratamos de formarnos un concepto de la voluntad de Dios, y como ese acto único de voluntad inmutable y eterna que hay en Dios tiene toda la eficacia y toda la fecundidad que tiene la muchedumbre de actos que hay en nosotros, tenemos que ir entendiendo por partes,

  • es decir, por conceptos parciales, y encontramos que podemos hablar de la voluntad de Dios de distintas maneras.

  • Y así podemos ir descubriendo diferentes actos, por ejemplo, cuando Dios manda, aconseja o exhorta a los hombres, no los transforma como seres inertes o como autómatas, según su querer Divino;

  • porque en los planes de la voluntad Divina está que el hombre tienda libremente a su fin, y Dios no quiere destruir la libertad que Él nos dió.

  • En el Cielo se hace de tal manera la voluntad de Dios, que puede y debe servir de modelo a los que moramos en la tierra.

  • Allí, jamás se ofende ni se puede ofender a Dios; en el Cielo de tal modo está sujeta la criatura a la voluntad Divina, que jamás se cometerá allí ni podrá cometerse pecado.

  • Algunos pueden pensar que los ángeles pecaron...

AMOR, UNIÓN Y PAZ

(De Lecciones Sacras del Padre Torres, tomo 2)

  • M.S.G. 26-10-25 – CONTINUAREMOS CON: “...HÁGASE TU VOLUNTAD…” (2ª PARTE)


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