...VENGA TU REINO...
El versículo 10 del capítulo 6 de San Mateo empieza con la segunda petición del Padrenuestro: “venga tu Reino”.
¿Qué es el Reino de Dios? Si lo miramos a través de los Libros Santos, veremos que es lo contrario de los reinos que pueden establecerse entre los hombres.
El Apóstol San Pablo, describe en la carta a los Romanos, el reino del pecado, el de la muerte y el de la carne, para mostrar cómo Cristo Nuestro Señor los venció y destruyó, estableciendo su propio Reino.
Pablo, en el resto de sus epístolas, también canta los triunfos del Redentor. En pasajes de sus cartas contrapone el reino de la Luz al reino de las tinieblas.
El Reino de Dios no se ha revelado de una vez, como relámpago instantáneo, sino que lenta y gradualmente se ha ido manifestando en la historia a través de las Sagradas Escrituras, se ha ido desarrollando en el seno de la humanidad, hasta la plenitud del Evangelio.
Establecer el Reino de Dios entre los hombres fue la misión que trajo a la tierra el Verbo Divino. Todo lo desarrolló para que Dios reinara entre nosotros.
Todo en la Revelación es preparación, descripción, historia, promesa o alabanza del Reino. Si resumimos todos nuestos conocimientos de la Revelación, veremos que la síntesis más completa la encontramos en las palabras, REINO DE DIOS.
“Venga tu Reino” es pedir a Dios que ese abismo de Misericordia suyas que se nos descubre en la Revelación, las riquezas infinitas que Jesucristo nos trajo, llenen los corazones humanos.
Que reine Dios de lleno en todo, realizando sin obstáculos sus designios Divinos.
El reinado del Corazón de Jesús es la gran devoción de los tiempos presentes, es la expresión que ha tomado ahora el Reino de Dios.
No podemos comentar esta petición, sin que al mismo tiempo nos acordemos de ese Corazón Divino y le pidamos que definitivamente reine aquí en la tierra.
En los últimos tiempos el mundo se ha enfriado en el amor de Dios. Los principios de la Fe han sido suplantados por filosofías desviadas; los preceptos morales, tienden a entronizar la libertad de la carne.
La vida pública de las naciones ha decaído tanto que ha acabado por ser el reverso de los grandes siglos cristianos. Es necesario una Evangelización profunda que vuelva a restablecer y dignificar el REINO DE DIOS.
Que el Señor nos conceda la victoria. Que Él reine en nosotros aquí en la tierra, para que luego reinemos con Él en el Cielo.
AMOR, UNIÓN Y PAZ
(De Lecciones Sacras del Padre Torres, tomo 2)
• M.S.G. 23-10-25 – CONTINUAREMOS CON: “...HÁGASE TU VOLUNTAD...”

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